Las cookies nos permiten ofrecer nuestros servicios. Al utilizar nuestros servicios, usted acepta
el uso que hacemos de las cookies; también puede autorizar el uso, pulsando debajo de este
texto en aceptar. En el caso de que no acepte su uso, los servicios prestados pueden verse
afectados.

C/ Michelena, 9 entresuelo
36002 PONTEVEDRA

Telef.:  986 861 099

Email.:   Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

INFALCIÓN

Imprimir Correo electrónico

 

Madrid 

La subida de los precios de los alimentos ha venido para quedarse al menos hasta 2025

Todos los precios suben para todos. Esta afirmación es una obviedad desde febrero de 2022, cuando se declaró la guerra de Ucrania. Sin embargo, hay subidas que afectan más que otras, como son los precios de los alimentos básicos. Los llamados productos de primera necesidad han tenido aumentos en España que incluso superan el 40%. Productos como la harina, la mantequilla o el azúcar, alcanzaron en octubre aumentos del 37,8%, 34,1% o el 43% interanual, respectivamente. La lógica de la inflación en estos productos parece sencilla: si aumentan los precios de la energía, aumentarán los costes de producción y distribución, que se sumarán así a los productos de consumo. Por tanto, la solución debería ser simple: si bajan los precios de la energía, empresa para la que España se ha gastado más de 35.000 millones de euros, todo lo demás se abaratará.

El Banco Mundial (BM) advierte de que, al menos durante unos años, este no será el caso. En declaraciones a este diario, representantes de la entidad aseguran que “mientras que los precios de la energía sean altos y al alza, la comida y la nutrición peligrarán aún más”.

Aunque la institución prevé que los precios de la energía disminuyan un 11% en 2023 y otro 12% en 2024, seguirán por encima de sus niveles preguerra. En concreto, el organismo internacional estima que seguirán siendo un 50% más altos que la media de 5 años hasta 2025.

Los efectos de la inflación alimentaria en España se hacen notar. Al moderarse gran parte de los costes energéticos, el grupo de los alimentos es el principal factor inflacionista en el IPC y está siendo decisivo a la hora de fijar la resistencia para que los precios se moderen.

Los alimentos subieron un 2,3% en octubre, pero arrojan un fuerte incremento del 15,4% en términos interanuales, el nivel máximo desde enero de 1994. El Banco Mundial asegura que, desagregando la subida de la inflación general, el precio de la alimentación ha crecido un 2,7% en términos reales. Es decir, dejando de lado los incrementos de otros productos, la comida ha crecido por sí sola un 2,7%.

Los efectos se notan en el bolsillo de los españoles. CaixaBank Research aseguró en su último informe mensual que los gastos con tarjeta en septiembre se han desacelerado hasta el 7% en septiembre. Ante el aumento de los precios de los productos básicos, el gasto de las familias ha aumentado un 18%, en términos interanuales.

Funte Cinco Días